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Solo cierro mis ojos para verlos y recordar sus caras. Sus risas, sus abrazos porque 30 años después no tengo ni siquiera fotos de ellos.

Un día en mayo de 1981 salí a la escuela. mi mundo estaba completo yo estaba atendiendo cuarto año de primaria. Como muchas familias en Guatemala, mi familia era grande. Mi abuelita era la matriarca y a ella le gustaba tener a toda la familia junta. Ella tenía cuatro hijos y cada uno de sus hijos tenían familia.
Ese día de mayo el ejercito llego al trabajo de mi tío y lo secuestraron.
Nosotros lo buscamos día y noche sin encontrarlo. Recuerdo que los adultos se dividieron en grupos para buscarlo. Unos iban a la morgue, otros a los hospitales y otros a las estaciones de policía. todos los esfuerzos que hacían no les trajo ningún fruto. Hasta una semana después. En el periódico El Gráfico salió un reporte del cuerpo de un hombre encontrado en el Puente del “Incienso” Mi papa fue a la morgue con mi abuelita a ver si de casualidad era mi tío.
Para tristeza de nosotros si era él.
Este fue el inicio de una nueva vida para nosotros Una vida de persecución, dolor y tortura.
La familia Morales.
Por un ano toda mi familia fue desperdigada por todo el país sin saber nada el uno del otro. Un año después mi abuelita empezó a juntarnos a todos. La alegría que sentimos al volver a vernos es una alegría que todavía trae lagrimas a mis ojos y llena mi Corazón de amargura.
Con temor de que el ejército nos fuera a encontrar no pudimos quedarnos juntos.
En 1982 el ejercito asesinó a mi mama y a mi hermano pequeño junto con un grupo de campesinos en Chajul.
El ejército dijo que habían matado a “ALAÍDE FOPPA” pero la mujer que asesinaron no era Alaíde Foppa. Era mi mama y mi hermanito de solamente 9 años. Durante las matanzas que estaban pasando en el altiplano, también la G2 estaba activa en la capital. Las ordenes que tenía el ejercito eran de “aniquilar a todos los sobrevivientes antes que se levantaran en armas”
En la capital asesinaron a mi papa, a mis hermanos y Hermana así también como a mis otros tío y tías también a mis primos y primas.
Para mediados de 1982 el ejército de Guatemala había aniquilado a 15 miembros de mi familia variando en edades desde 2 años hasta 45. Yo escapé de Guatemala a los 12 años. Sobreviví. pero mi sobrevivencia física ha sido una condena de por vida. Por 30 años he vivido con la tortura emocional herencia de Ríos Montt y su régimen. Tuve que dejar mi país y he vivido desterrada y ambulante sintiendo que no tengo lugar a donde pertenecer.
El dolor que me acompaña es el dolor de miles de guatemaltecos que sobrevivieron la era de los 80’s. Cuando salí de Guatemala, salí solamente con la ropa que tenía puesta. Año tras Año viviendo solamente con recuerdos de mi familia, los besos y abrazos de mi mama, de mi papa y la sonrisa de mis hermanos, hermana, primos y primas y los regaños de mis tos y tías. Año tras año he cerrado mis ojos y he estado con ellos solamente en mi mente porque de ellos no tengo ni siquiera una fotografía. Se que tuve una familia, sé que esa familia me amó y trató de hacer lo mejor para mí. Todos los sueños y esperanzas que miles de familias tenían fueron arrancadas por las fuerzas armadas de Guatemala y nuestras vidas alteradas para siempre. Mi gran amor y solidaridad va para todos los miles de familias que han sufrido lo mismo que yo y aunque no estoy en Guatemala mi apoyo esta con todos ustedes.
Con amor:

Aida Morales